Amar y disfrutar de que te amen.
Aprender que es el amor y como poder amar a los demás como a nosotros mismos.
Amar a la persona con la que has formado una familia, el que está en los momentos difíciles, pero sabe hacerte reír cada día. Me encanta cuando me aman como soy, conociendo mis imperfecciones.
A veces siento que quiero amar más a la gente, quiero que me gusten más las cosas y disfrutar de todos los regalos que tengo en mi vida.
Amo tener cerca a la familia y sufro pensando en lo lejos que están.
Amo observar a los peques aprender y ver el mundo con sus ojos que tienen ganas de descubrir el mundo y que me enseñan a emocionarme de nuevo con las pequeñas cosas.
Amo los pequeños detalles que distinguen y hacen especial a cada persona.
Amo el olor a tierra mojada, a mar, a tostadas y café por las mañanas.
Amo taparme cuando tengo frío, encender una vela y la sensación de un abrazo lleno de cariño.
Amo lo que hago, a lo que me dedico y en lo que trabajo.
Amo poder aportar mi cariño, empatía y en los momentos difíciles poder estar cerca de los que sufren.
Amo aprender de mis pacientes, escuchar sus historias y saber a qué se han dedicado.
Amo aprender de los hijos que cuidan con dedicación y de los padres que educan con excelencia a sus hijos.
Amo ver la alegría en la vejez, pero me derrite el corazón ver el amor que perdura en el tiempo, que a pesar de los achaques están al lado siempre, toda una vida.
Amo poder compartir vida con compañeros excepcionales que me aportan, me ayudan y me hacen crecer.
Amo tener amigos que saben animarme en los momentos difíciles y también pasarlo bien juntos.
Amo tener una familia en la fe llena de personas tan diversas que Dios ha unido.
Amo a Dios, porque Él me amó primero y me ayuda a disfrutar de todos los regalos que me da. Pero el mayor regalo fue Jesús, su propio Hijo.
¿Cómo no responder a este acto de amor tan evidente? ¿cómo no emocionarse sabiendo que alguien estuvo dispuesto a morir para darnos vida?
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