Somos personas sociables que necesitamos unos de otros, necesitamos afecto, cercanía, apoyo… ¡Que bueno es darse cuenta de que las personas que queremos nos han ayudado a crecer y han influido en nuestras vidas! Inclusive, a veces, reconoces los gestos, las expresiones y cosas en las que todo el mundo podría identificar que sois familia.
Como enfermera puedo ser testigo, disfrutar y aprender de muchos familiares/amigos de los pacientes, su manera de amar, cuidar, enfrentarse a las situaciones... Qué importante es el apoyo familiar en lo momentos difíciles de la vida, que alguien te tome la mano en los momentos de las malas noticias, que sepan estar cuando estás sufriendo dolor (a pesar de que sea desgarrador), que sepan hacer con amor aquello que tú no puedes, que aguanten tu mal humor causado por la enfermedad, que te hagan ver el lado bueno de las cosas, e incluso lo hagan con humor, que te animen en cada pequeño logro, que sepan escuchar tus miedos…
La verdad que es una fortuna tener ese apoyo, de nuestra familia y de la familia que elegimos.
Cuando cumple años alguien a quién queremos sentimos una profunda gratitud; a mí me gusta pensar en lo que Dios me ha regalado a través de esa persona. Un sentimiento de gratitud, de desear poder abrazar y estar cerca de esa persona inunda mi corazón.
Hoy, es un día especial. El 27 de septiembre es el cumpleaños de una de mis tías, Dios me ha regalado el privilegio de tenerla.
A veces tenemos sueños, aspiraciones, pero nos faltan las fuerzas o la motivación. Desde pequeña me ha gustado escribir, expresar mi corazón… Recuerdo uno de mis primeros relatos, fue ella quién lo leyó. Si echas un vistazo a los “me gusta” y comentarios de este Blog, también te darás cuenta de que está presente en este proyecto en el que me embarqué hace unos meses.
Cuando miro mi vida, puedo pensar en situaciones en las que su amor me ayudó, en las buenas, en las malas y en las que eran tan difíciles de aguantar que llevar el dolor entre dos, fue un alivio a mi corazón.
Fue testigo de mis logros, animándome en el camino. En la meta, allí estuvo, al lado mío.
Recuerdo de pequeña cuando me daba besos y yo me limpiaba, para que me diera más y me achuchara. A los juegos no me pico casi nunca, porque ella me enseñó esa lección, que jamás olvido.
En mis comienzos en nuevas ciudades, en cada nuevo trabajo, en la soledad de muchos días en Madrid una llamada de preocupación, de siempre estar cerca, a pesar de los kilómetros de distancia.
En los días más especiales de mi vida, cuando de blanco me disponía a casarme, ella firmó y fue testigo de nuestro amor.
Por eso, pensando en este día te reto a dos cosas:
- Reflexiona en tu vida y recuerda quién ha estado a tu lado y cómo ha influido en tu vida. Agradece a Dios por ponerla a tu lado. Manda un mensaje y recuérdela el regalo que es para tu vida.
- Sé esa persona que sabe estar al lado de las personas en los días malos, en los momentos en los que las fuerzas flaquean…
Hay momentos en los que estar cerca de otros implica dejar de lado cosas, viajar, dedicar tiempo…
Hoy quiero recordarte que Jesús quiere estar cerca de ti. Él recorrió el camino más difícil para que en los momentos más duros puedas apoyarte en su obra y sus promesas, para que puedas incluso después de la muerte disfrutar de estar con Él. Él estuvo dispuesto a nacer, vivir y morir… por AMOR.
¿Acaso no merece la pena dar un paso para estar a su lado?