DE VUELTA A CASA

El olor del hogar, las comidas caseras, el lugar donde sentirte seguro, pero sobre todo el sitio donde te esperan y disfrutan tus seres queridos.

En muchas ocasiones damos por hecho que siempre los vamos a tener, no nos preocupa que puedan dejar de estar. Pero a veces la realidad de la fragilidad de la vida llama a la puerta de casa, y te golpea con fuerza.

En estos tiempos de pandemia, volver a casa cuando vivimos lejos de la familia es algo que todos añoramos; volver a sentir el caluroso abrazo, las buenas conversaciones, las muestras de cariño, de pertenecer a una familia que te ama… ¡Cuánto lo echamos de menos!

Hoy mi madre ha vuelto a casa después de casi cuatro semanas hospitalizada, pasando por la UCI durante una de ellas.

Hoy, damos infinitas gracias a Dios por sostenerla, dejarla entre nosotros y una vez más ver cómo ha estado a nuestro lado en los momentos más difíciles.

Hoy, valoramos y agradecemos todo el esfuerzo, cariño, sacrificio, vocación y corazón con el que muchos profesionales han luchado por mi madre.

Hoy, en la distancia esperaremos una llamada de casa que nos diga que ya está allí.

Desde casa con emoción esperan que el timbre suene, estarán preparando todo, limpiando y dejándolo todo a punto: para ella.

Hoy, en casa se cenará con alegría nuestra cena por excelencia: huevos fritos, algo sencillo, pero que forma parte de la tradición.

Hoy sentiremos alivio de saber que ya está en casa recuperada.

Como enfermera, he tenido el privilegio y la fortuna de poder colaborar en que muchos de nuestros pacientes, ¡hayan tenido una vuelta a casa!, pero es duro verlos solos, que las horas se pasen lentas y los días se hagan eternos… Es duro ver la incertidumbre en sus ojos, el miedo…

Pero, me siento afortunada de ver cómo luchan, cómo se esfuerzan por volver junto a aquellos a los que aman, cómo durante los días de ingreso acaban contándote sobre sus vidas, y comparten contigo cómo son las personas a las que aman. A veces lloran, se desaniman… Pero la idea de volver a casa a todos les hace recordar buenos momentos, luchar y desear volver a su hogar.

Sin embargo, la cruda realidad, es que algunos de nuestros pacientes, nunca volvieron a casa, no volvieron a abrazar a sus familias, no se volvieron a tomar una caña con sus amigos, llevar a sus nietos al cole, aconsejar a sus hijos ante grandes decisiones o terminar de envejecer al lado del amor de sus vidas.

La realidad es que hay cosas que no podemos comprar, como el tiempo o la salud, ni podemos retener, como la vida.

Por ello, hoy somos conscientes de que hemos recibido un regalo que no podíamos comprar, un regalo que queremos disfrutar y cuidar: tener a mi madre en casa de vuelta, poder verla de nuevo, y seguir aprendiendo de ella.

A veces en la vida, hay regalos que no apreciamos lo suficiente, regalos que damos por sentado, o que pensamos que nunca vamos a perder. Sin embargo, la realidad te golpea y la vida de los que amas pende de un hilo; No quiero volver a pasarlo, pero doy gracias por todo lo que he aprendido en estas cuatro semanas tan duras.

Valora cada día poder volver a casa, abrazar a los que amas, verlos crecer, poder compartir momentos de alegría, pero llorar juntos cuando la situación este mal, decir te quiero todas las veces que puedas…

Hoy, podemos amar, disfrutar y estar cerca de los nuestros.

Hoy, tenemos la oportunidad de animar y luchar con aquellos que sufren.

Hoy, podemos compartir esperanza, a la que otros también puedan aferrarse y cambiar sus vidas.

Hoy, puedes perdonar, olvidar los malos momentos y seguir adelante.

Hoy, es el día de volver a casa, quizá no físicamente, porque no podamos, pero sí que podemos volver a recordar a las personas que forman nuestro hogar que los amamos y que ellos son el hogar al que queremos volver.

Hoy, vuelve a casa.