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DESPEDIDAS Y REENCUENTROS



Pensamientos desordenados que llenan mi corazón como semillas que crecen. Melodías que se repiten en mi mente y que mis manos quieren plasmar.


Que bueno es cuando te dan la bienvenida con entusiasmo.

Temor por tener que decir adiós.

Dolor por dar la mano por última vez.


Que bueno es abrazar a los que amas en los momentos difíciles.


Cuidar de los que quieres demostrándoles lo importantes que son para ti.


Ilusión cuando su mano pequeñita agarra la tuya con fuerza.


Paz cuando se duermen en tu regazo y sus pequeños bracitos te rodean.


Sentarte en silencio, sumido en tus pensamientos y saber que están cerca de ti cuando quieras hablar.


Mirar por la ventana, ver pasar los trenes llenos, vacíos; cuando comienza el día y cuando termina la jornada.


Una tormenta de verano en un día de calor. Truenos que iluminan el cielo entero en la oscuridad de la noche.


Quietud en medio del ruido.




Han pasado los meses de verano volando. El verano, esa época del año que esperamos con tanto deseo, simplemente se esfumó.


Hemos disfrutado (unos mucho, otros hemos trabajo), hemos podido ver a amigos y familia que normalmente no podemos. Locuras de visitas exprés, llegar cansado a trabajar después de viajar en los días libres… Proyectos, momentos, descanso, quietud… conocer gente nueva, pasar tiempo con personas que amamos, cuidar de los nuestros…


Durante este verano tuve la oportunidad de viajar a Vigo en avión a visitar a mi familia e ir a un campamento. No sé vosotros, pero yo en los aviones me da por pensar en las historias de las personas, todas allí juntas en el avión, ¿viajarán por trabajo? ¿vuelven a casa o se están despidiendo? ¿les espera alguien cuando vuelvan a casa? ¿Se sienten solos al dejar atrás a la gente que aman?....


A finales de verano nos tuvimos que despedir de alguien de nuestra familia. La última abuela de la familia de mi marido; una persona fuerte, de la “generación de oro” es como yo les suelo llamar, llenos de arrugas, de experiencias, de trabajo, de sobrellevar los cambios grandes, de desvivirse por la familia y dar consejos sabios.

Gracias a Dios tuvimos el regalo de pasar tiempo con ella poco tiempo antes de su partida, ella decía: yo ya estoy preparada para irme a casa. Su fe en Dios y como creía en sus promesas nos llenó de paz, nos animó a seguir en el Camino. Las palabras de Jesús en las que ella confiaba resuenan en mi mente: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá*” ¡Qué bueno es tener esperanza!


La muerte es algo terrible, doloroso y totalmente horrible. Tener que despedirte de una persona que amas, a la cual nunca más volverás a ver en vida. Totalmente desgarrador, abrumador y espantoso.


Sin embargo, en ese trance amargo y en medio de echar de menos, ¿acaso hay esperanza? ¿y si pudiéramos reencontrarnos con aquellos que nos dejaron atrás?


En muchas ocasiones imagino a mis seres queridos que ya no están con nosotros abrazándome, me imagino pasar tiempo con ellos, escuchar sus voces… Tener un reencuentro con ellos.


Sin duda, es una idea que a cualquiera le gustaría. Pero ¿acaso es solo una ilusión? ¿no será solo fruto de nuestro deseo y dolor? . Pero, ¿no será que Dios está deseando darnos vida eterna? ¿acaso él trazó un plan para que la muerte no sea el final?


Te invito a que descubras por tí mismo, si la esperanza del reencuentro puede ser real. ¿Acaso alguien abrió el camino para que los muertos vuelvan a vivir?


Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino es por mi"**


Jesús volvió a vivir. Su tumba está vacía. Testigos históricos lo confirmaron. Su mensaje, ha transformado a millones de personas a lo largo de la historia. Su Esperanza llena nuestras vidas.


Su promesa del reencuentro, hace que nuestras dolorosas despedidas, estén llenas de esperanza

¿te gustaría tener tal certeza?



* Juan 11.25

** Juan 14:6


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