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EL TIEMPO


El tiempo vuela. ¿Y si pudieras parar el tiempo? ¿darle a rebobinar y revivir momentos preciosos?


El tiempo es oro. ¿Y si pudieras volver atrás y aprovecharlo mejor? ¿qué harías? ¿Qué dejarías de hacer?


El tiempo es algo valioso que no vuelve. ¿Y si pudieras estar más al lado de los que quieres? ¿estar en los momentos importantes?


Pero por desgracia, no podemos controlar el tiempo, pero si en que lo invertimos y cómo lo hacemos. No controlamos ni su inicio, ni su final.


Los planes se truncan, pero se pueden remodelar, y seguir disfrutando de las pequeñas cosas.


Las pesadillas se repiten, pero no siempre tienen porque achantarnos y destruirnos, nos pueden hacer más fuertes, más sensibles, más cercanos…


Sin embargo, en esta situación hemos sentido en muchos momentos que el tiempo se paraba, pero en una pesadilla; Y ahora parece que repetimos ese momento de “la película”. Volvemos a tener que ponernos el EPI entero, aislar a los pacientes… En estos momentos, es cuando siento que estoy repitiendo una pesadilla y los recuerdos se te agolpan en la mente de las vivencias pasadas, recuerdos dolorosos...


Ahora que el verano toca a su fin todo el mundo está de vuelta a la rutina, una rutina diferente. Las vacaciones se acaban y comienza el día a día de nuestra “nueva normalidad”, cómo la llamamos.


“La nueva normalidad” va a implicar adaptación, cambio de planes, improvisación, momentos de angustia, pero también de alegría… Y la vida sigue a pesar del coronavirus, y luchando contra él.


Por ello, te animo a rebobinar de vez en cuando, parando en algunos momentos para poder aprender, agradecer, valorar… Amar aquello que tenemos y cuidar de aquellos que nos rodean.


Pero también a que a pesar de las circunstancias disfrutar, reír, amar, soñar, construir, llorar, estar cerca de los nuestros en el día a día de esta extraña, rara e indeseable “normalidad”, que la verdad que de normal tiene poco.


La vida sigue, y aunque esta situación haya parado el tiempo y nuestros planes, no debemos permitir que nos hunda.


Cuando parezca que el tiempo se escapa entre tus manos, aprovéchalo. Cuando no puedes controlar el fin del mismo, confía en aquel que conoce y está al control.


Tengamos esperanza. busquémosla en Aquel que sigue ahí, y nunca falla.

“Diré yo a Dios: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré” *


*salmo 91:2

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