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¿GARANTÍA?


Cuando escuchas la palabra garantía, ¿qué te viene a la mente?


Personalmente, algunas de las palabras que me vuelan en la cabeza son seguridad, confianza, fiabilidad, salvaguarda…


Nos gusta sentir que, si algo viene defectuoso o en mal estado, podremos devolverlo sin ningún problema y no habremos perdido la inversión que hemos hecho en ello (normalmente ocurre en las inversiones económicas).


Sin embargo, podríamos afirmar que nos gustaría tener garantías en tantas cosas en la vida… y no solo en electrodomésticos, en el coche o en una casa.


Como enfermera me gustaría poder garantizar a mis pacientes que nada les sucederá, que todo estará bien, pero por desgracia no puede ser así , porque no puedo controlar lo que pasa.

En mi día a día en el trabajo me gustaría garantizar unos cuidados de calidad, una ayuda desinteresada hacia los demás… Pero somos humanos y por naturaleza fallamos, y en muchas ocasiones no damos la talla.


Pero nos gustaría tener garantías en otros aspectos de la vida por ejemplo: en el amor, en que todo el esfuerzo y desempeño en mostrar el valor que tiene para nosotros la otra persona no sea en vano, en que la decisión de amar que tu tomas cada día y de escoger a la otra persona sea correspondido.


Nos gustaría tener garantías en la paternidad/maternidad, en que todo saliera cómo nos gustaría, que nuestros hijos fueran buenas personas, tuvieran buenos oficios después del esfuerzo en que estudien, que pudieran formar una familia y después cuidarte y amarte siempre como tu lo haces con ellos. Sin embargo, aunque fueras el padre perfecto, la madre más esforzada, no garantiza que tus hijos sigan tus pasos.


Nos gustaría que hubiera garantías en los resultados del esfuerzo en el trabajo, en los estudios; porque por desgracia a pesar de los esfuerzos, nadie te asegura el resultado que tú esperas, o en el ámbito laboral el ascenso o posición que mereces por tu esfuerzo o sacrificio.


Entonces, nuestra mente se llena de cuestiones: ¿en qué podemos confiar? ¿qué es seguro? ¿para qué esforzarnos?


Cuando compramos productos que disponen de garantía tenemos que hacer una inversión de dinero o incluso ahorrar, pero teniendo la garantía nos quedamos más tranquilos. Ahora imagina por un momento las cosas trascendentales de la vida: el tiempo, la familia, tu futuro, tus sentimientos, tu destino, tu origen, el sentido de la vida, la vida misma, la muerte… ¿Quién puede tener garantía en estas cosas?


Déjame compartir contigo mi experiencia, y es que puedo decirte que en Dios hay garantías, hay respuestas, porque Él siempre cumple lo que promete, porque es un Dios cercano y paciente. Además, solo te pide confianza en la obra que Jesús, su Hijo perfecto, hizo por ti. Esa es la garantía para poder vivir de manera segura.


En un mundo tan cambiante y lleno de oscuridad ¿quieres tener garantías y vivir lleno de esperanza?⭐

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