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GENERACIÓN DE LUCHADORES



El orgullo del joven es su fuerza, el del anciano, su experiencia”*


El coronavirus se ha cobrado la vida de aquellos que lucharon por mucho de lo que nosotros ahora disfrutamos.


La generación que sufrió la guerra civil y que después supieron luchar y perdonar, reconstruyendo así de nuevo la sociedad.


La generación de trabajadores natos, que desde la niñez muchos ya trabajaban.

Son aquellos que mejor han sabido adaptarse a los cambios más grandes de la sociedad. Pasaron de ir al río a lavar, a usar la lavadora. Comenzar a arar las tierras con tractor. De tener un teléfono en el pueblo a tener móviles con acceso a Internet, e incluso aprender a usarlo.


Esa generación de luchadores, que tanto nos tenían que enseñar. Muchos de ellos, por desgracia, acabaron falleciendo sin sus familias por este terrible virus.


Cuando estaba trabajando en la residencia de ancianos, o cuando en el hospital viene alguna persona mayor, me pasaría horas escuchando historias. De sus luchas, sus victorias, sus aventuras de emigrar a otros países para ganarse la vida. Así, sin tener traductor, ni haber dado clases, despidiéndose de la familia y recibiendo cartas esperando que estuvieran bien.

Su valor y valentía me emocionan.


Sus valores importantes van perdiendo fuerza en ocasiones. Ellos hacían familia de los que les rodeaban, los vecinos como hermanos .Cuidaban unos de otros. El valor de la familia, de luchar por los que uno ama. Aunque siempre ha habido de todo. Pero mi corazón se enternece cuando veo un matrimonio que lleva como 40-50 años casados y se cuidan con tanto cariño el uno del otro. Ese amor que ve la belleza en cada arruga de su compañero de vida, en todo lo luchado juntos y en las cosas bonitas que han disfrutado.

La prudencia, la sabiduría…


Y me duele, profundamente, que en muchas ocasiones se sientan inútiles, como una carga… Cuando sus fuerzas flaquean, su memoria se distorsiona… Allí deberíamos estar, disfrutando de su amor, su ternura y gratitud, demostrándoles nuestro amor y enseñando a nuestros hijos el valor incalculable de todo lo que ellos pueden ofrecernos.

Son tan necesarios e importantes… pero no hemos sabido transmitírselo a veces. Y eso les ha llevado a olvidar que la sabiduría está en las canas, que sus consejos son importantes y que les necesitamos.


A todos los abuelos que sienten que ya no pueden enseñar nada, sigan dando consejos y amando. Algún día, con nostalgia recordaremos que teníais razón. Disfrutaremos de contar vuestras historias a nuestros hijos.


A todos los hijos y nietos, dejad el móvil, visitad a vuestros abuelos, amadles, decírselo y demostrádselo. Escuchad lo que os digan, aprended de su sabiduría. Preguntadle cómo se sienten, cuál sería su mayor deseo. Si supierais como se iluminan sus ojos cuando hablan de vosotros… Se preocupan porque os aman, profundamente.


Por eso hoy, escribo estas letras. Porque me siento afortunada y agradezco a Dios el privilegio de haber podido aprender de muchos de mis mayores.


En homenaje a esta generación de valientes y luchadores, sabed que queremos seguir luchando por vosotros y acompañaros en el proceso de la vejez.



Gracias por todo lo que nos habéis enseñado.

*La Biblia (TLA.Proverbios 20:29)

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1 Comment


marisacasquero
Jun 08, 2020

Precioso!

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