Un hogar, no es un lugar, no es la casa de tus sueños.
Un hogar es un lugar donde compartes la vida con aquellas personas a las que quieres, ese lugar donde te sientes confortable, donde estás confiado, donde no hace falta ser el fuerte.
Durante esta época de COVID, mucha gente tenía ganas de volver a casa. A sus raíces, visitar a los suyos, disfrutar de estar confiado…
Eso me ha hecho pensar en el hogar. Ese lugar a donde se pertenece, el que te transporta momentos especiales.
Ese sitio que tiene un olor particular, las comidas familiares, las croquetas de la abuela…
El hogar es el lugar donde está la familia, los amigos, donde se juntan la nostalgia y el crecimiento; Que te transporta a los recuerdos del pasado y vas construyendo los proyectos del presente compartiéndolo con otros.
Lugares en los que siempre eres bienvenido, dónde puedes abrir la nevera sin preguntar o levantarte tarde sin tener vergüenza.
Donde te esperan al llegar para saber que tal ha ido el día, y poder compartir el final de este.
Donde siempre puedes ser tú. Donde se crece, se aporta y se corrige con cariño. Donde las dudas se comparten, donde los problemas se resuelven a pesar de las discusiones, porque las hay, eso sí.
Donde los abrazos y los te quiero están tan presentes, y puedes expresar lo que sientes sin miedo a que te juzguen.
Donde admiras y aprendes, donde enseñas y compartes.
Un hogar es donde las manías se acaban echando de menos, aunque te saquen de quicio a veces.
Sin duda, podría seguir y seguir con muchas cosas, además para cada hogar hay cosas especiales que los describen y los representan.
En mi experiencia personal, al haber vivido en varias ciudades (4) y haber vivido en diferentes casas (9), creo que no me siento, cómo muchos otros con que volver a un solo lugar es volver a mi hogar. Ese sentimiento, lo siento en muchos lugares, en casa de la familia, de amigos…
Porque para mí, el hogar es estar rodeado de las personas a las que quiero.
Cuando pensaba en hogar y en las personas a las que quiero, es cierto que siento que hay ausencias que hacen lugares dolorosos, recuerdos que nos hacen llorar. Nos encantaría en muchas ocasiones poder juntar a todas las personas que quieres en un mismo lugar, y disfrutar de tener el tiempo para todos ellos, para poder conocerlos mejor, para oír sus sueños, para compartir risas…
Debido a las veces que me he mudado, y tener la familia en muchos lugares, odio las despedidas. Me entristecen, y me hacen llorar.
Es por ello, que cuando leo la Biblia y pienso en un lugar precioso de hogar, pienso en el cielo.
Ese lugar donde todo es perfecto, donde Dios siempre está. Un Dios personal e inmenso que nos ama profundamente, que ve el potencial con el que no creó. Aquel que diseñó un plan de salvación para poder compartir con nosotros la eternidad, pero también el presente.
Además, no habrá despedidas. Dios ha prometido que nos reencontraremos con las personas que murieron poniendo la fe en El.
Dios nos ha hecho personas con características de necesitar a los demás, de amar, de interesarte por otros, de compartir el tiempo, disfrutar de la compañía de los que amas.
Jesús prometió que volvería, pero también que dónde El este, nosotros estaremos con El*.
¡Vaya promesa!
¿Y si reunieras todas las cosas de hogar que te encantan, con estar con la persona más fascinante y que más te ama del mundo? ¿Y si no tuvieras que volver a despedirte de ninguna persona que amas?
*La Biblia en Juan 14:3
Que bien expresas los sentimientos