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¿Ilusión vs realidad?


El mar en calma, un almendro en flor.

Llorar de felicidad, tener tiempo para todos.

Un regalo inesperado, sin ninguna razón.

Un abrazo que reconforta, un beso de amor.

La sonrisa de un bebé cuando lo miras, mientras te cautiva el corazón.

El asombro de un niño cuando aprende una lección.


Hoy he vuelto a trabajar después de una semana de librar. Lo cierto es que me ha sentado genial descansar. He vuelto con ganas de seguir cuidando, estando cerca de los que sufren y poder influir en sus vidas…


Pero he disfrutado del tiempo, de las pequeñas cosas, de un café en buena compañía, de dar un paseo de la mano de quién amas. El comer en familia comida rica, hecha con amor. El poder disfrutar de pueblos que te rodean, que estaban allí, a poco de ti y descubres belleza.


El asombro de la ciencia cuando visitas un museo y te das cuenta de ¡cuánto han cambiado las cosas! ¡cuánto hemos aprendido! Pero, cuánto podemos aprender. Es increíble darnos cuenta de lo que nos rodea, de la ciencia en cada pequeño detalle, del primer microscopio electrónico, de la primera televisión a color…


¿Y qué me dices del viaje a la luna, de las miles de constelaciones? ¡INCREÍBLE!


Entonces, vuelves a trabajar y te chocas con la realidad, con la crudeza de la vida, con tener que enfrentarte a la muerte, el sufrimiento, el dolor, la incertidumbre…


Es real que la vida puede ser preciosa, ilusionante, llena de cosas buenas que no te esperas, de momentos increíbles, pero la crudeza de la vida también está ahí.


Un momento en la vida de nuestra familia me recuerda esta verdad; el día que mi abuela murió, mi cuñada estaba dando a luz a mi sobrino. No podíamos dejar de estar compungidos por ver irse a la mujer fuerte y decidida, nuestra última abuela, pero la ilusión de la vida, lo hermoso de un nuevo pequeño nos ayudó y nos llenó de alegría, a pesar del dolor.


Por ello, podemos decir que no hay realidad e ilusión, sino que ambas subsisten, conviven una con la otra. Podemos vivir con ilusión, a pesar de estar experimentando a la vez la cruda realidad. La vida, no es una dicotomía entre ilusión vs realidad, sino que ambas cosas coexisten.


En estos días atrás recordábamos que Jesús murió, enfrentándose a la realidad más cruel, a la cual nosotros también nos enfrentaremos un día.


Sufrió una muerte injusta, fue maltratado, condenado, clavado… Se hizo oscuridad y Él MURIÓ.


Todo parecía haber terminado, sus propios discípulos huyeron, se escondieron, lloraron…


¿En serio todo había terminado? ¿Acaso solo había sido una ilusión que Él era el esperado que cambiaría las cosas? ¿Qué había pasado con el Poderoso capaz de sanar? ¿Con el Maestro que nadie le dejaba callado? ¿Qué había pasado con el Hijo de Dios?


Tres días después, todas esas preguntas quedarían respondidas, porque en medio de tanta oscuridad, ¡Jesús volvió a vivir!


¿Imaginas que alguien a quién has perdido, un día apareciera de nuevo? Jesús lo hizo. Ellos se asombraron tanto que no podían creerlo, pero esta realidad les dio el valor y la ilusión de proclamar ese mensaje que les había transformado, a pesar de las reacciones crueles de la gente que no lo aceptaba; pero merecía la pena por compartir la verdad que les había cambiado.


La resurrección de Jesús nos da esperanza en medio del dolor, ¡Jesús venció a la muerte con su propia vida!

¿Y si la muerte de Jesús, real y cruel, te abriera un camino lleno de ilusión, de perdón y de vida eterna?


Vive con ilusión a pesar del dolor, disfruta de los regalos del día a día, sueña, reflexiona y valora lo que te rodea, porque todo ello es tan real como la crudeza y dolor de esta vida; pero recuerda que Jesús estuvo dispuesto a padecer para que toda esta realidad cambie y puedas vivir lleno de ilusión.



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