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MASCARILLAS


El complemento de moda y que no puedes olvidar en tiempos de coronavirus, los distintos modelos, estilos y formas… son usadas para protegernos y proteger a los demás frente a posibles contagios de las diferentes enfermedades, humos o sustancias nocivas.


Muy importante desecharlas en el lugar correcto y cuidar del medio ambiente #Responsabilidad


En los hospitales no era extraño encontrar lugares donde se tuvieran que usar (quirófano, aislamientos respiratorios, aislamientos inversos…) o en empresas con sustancias corrosivas o peligrosas.


Pero no era la costumbre. Al principio siempre se me olvidaba ponerla, y ahora no sería capaz de dar un paseo sin ella, o ir a trabajar (aunque es un rollo), porque me sentiría desprotegida.


Sin embargo, debido al coronavirus es una medida generalizada en la población y esto me ha hecho recapacitar en algunos aspectos.


Este virus nos ha mostrado lo vulnerables que somos, pero no nos gusta estar en esa posición. Hemos tenido miedo de que se contagiaran las personas que amamos y son más débiles, por su estado de salud o su edad. Pero también nos hemos sentido vulnerables ante la muerte de las personas que nos rodeaban y frente a nuestros sentimientos que no podíamos controlar.


Esta situación me ha hecho pensar en cuentas veces nos importan más las apariencias, y por eso no dejamos que nadie vea nuestro sufrir, nuestras debilidades, nuestros defectos… Y en muchas ocasiones esto ocurre hasta en las familias, entre amigos…

Y me entristece, porque quién te ama, te ayudará a levantarte, te ayudará a seguir adelante y no aprovechará ni se reirá de tu vulnerabilidad.

Cuando abrimos nuestro corazón y quitamos nuestras “máscaras” podemos ser nosotros mismos, ayudar a otros y dejarnos ayudar.

Es entonces cuando nos dejaremos conocer de verdad y podremos estar más cerca del corazón de las personas a las que amamos.


En muchas ocasiones en nuestro día a día en el hospital, te acostumbras a ver a los pacientes con mascarillas y te haces una idea de como son sus caras por cómo son, por cómo hablan… Y un día coincides en el momento del inhalador, de la comida, o en alguna prueba, y ves su cara… y tu imagen mental cambia. Sin embargo, aunque te pueda extrañar al principio, porque te lo imaginabas de otra forma, solo cambia el aspecto; tus sentimientos de respeto, de cuidado y de cercanía, no cambian. Porque al final las “máscaras” no te definen.

Llevemos la mascarilla. Es importante protegernos y proteger a los demás.

Pero hagámonos vulnerables, quitando toda “máscara” de nuestras vidas. Vivamos siendo sinceros, a pesar de que ello nos lleve a ser vulnerables.

A mi a veces me cuesta hacerme vulnerable y abrir mi corazón, pero en muchas ocasiones ello me ha llevado al lado de un corazón dolido y cerca de las personas a las que amo.

Agradezco a mis amigos que son capaces de abrir sus corazones, a mi familia…


Pero amo y agradezco a mi Maestro, mi Salvador y al ejemplo máximo de la vulnerabilidad, pues aunque ella le llevo a la cruz, también me acerco a Él. ¡Gracias Jesús!


Su sinceridad que dejaba en evidencia las máscaras de muchos, sus demostraciones de amor desinteresado en lugar de legalismo, sus respuestas inesperadas pero llenas de sabiduría y verdad… todo ello le llevó a la cruz, una muerte destinada a los malhechores.

Lo hizo por amor a mí, a nosotros. Él estuvo dispuesto a hacerse vulnerable y mortal, aun siendo Dios, para abrirnos el camino al Padre y que nada ni nadie nos pudiera apartar de su amor.


“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”*

*La Biblia Juan 3:16

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