Imagina que en medio de una semana de agobio pudieras teletransportarte a un lugar calmado. Que en medio del ruido, pudieras disfrutar del silencio.
Piensa en un lugar cálido en un día de trabajo duro de invierno. O en un día en el que el calor no te deja pensar, un baño en aguas refrescantes.
Soñar con tu viaje esperado y que de repente, se haga realidad.
Imagina el descanso de recibir buenas noticias en días malos, de compartir los problemas con otros.
Piensa en los momentos que en medio del trabajo te animan con buenas palabras o como te recarga de energía una buena charla entre compañeros.
Una cena con buenos amigos en momentos difíciles, de esas que te reconfortan el alma.
Un buen abrazo de un familiar, o el aroma de la casa de tu infancia después de una época de añoranza.
Descanso no es solo dejar la actividad, o tomarte unos días libres.
Descanso no es solo fundirse con el sofá.
Todos sabemos que aún en vacaciones puedes estar intranquilo, cansado y ansioso. A veces no encontramos descanso en ningún sitio...
Descanso es tomar fuerzas, momentos que nos dan un suspiro de aire fresco, un impulso, recargar pilas, momentos que nos reinician, oasis en el desierto, verdades que nos cambian la perspectiva, la mano de alguien que te quiere...
Me emociono al pensar que en medio del cansancio, la desesperación, el dolor... podemos encontrar descanso.
Descanso de la culpa, como aquella mujer adúltera a la cual iban a apedrear y Jesús perdonó, descanso en medio de una tormenta en el mar, calma en medio del dolor...
DESCANSO, pues Jesús ha prometido que podemos dejar nuestras cargas en El.
¿Te quieres tomar un verdadero descanso en medio del caos que nos rodea?
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
* Mateo 11:28
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