Me encanta jugar a los recuerdos. Se trata de buscar en la memoria un recuerdo con la persona con la que juegas, un momento feliz, un momento gracioso, un momento de aprendizaje…
Me hace pensar en lo afortunada que soy, reflexionar en el pasado y desear crear recuerdos nuevos. Me ayuda a valorar los momentos compartidos con las personas que forman parte de mi vida.
Sin embargo, me he dado cuenta de que debido a esta situación muchas veces me quedo en lo negativo, en lo que no puedo hacer, en las cosas que nos estamos “perdiendo”…
Los recuerdos nos hacen tener presente lo que nos ha costado llegar donde estamos.
Los recuerdos nos ayudan a seguir adelante y nos alientan en que ¡Merece la pena!
Los recuerdos nos hacen valorar todo lo aprendido, vivido, disfrutado…
Los recuerdos nos hacen ver lo rápido que pasa el tiempo, tiempo que no volverá.
Sin embargo, a veces los recuerdos no son siempre alegres, ni buenos, hay momentos en los que los recuerdos son duros, difíciles, pero a pesar de ello, han forjado nuestro carácter, nos han llevado a tomar las decisiones acertadas, a madurar a zancadas.
Me gusta mirar atrás y poder recordar todas las personas que Dios ha puesto en mi camino, y que en momentos me han animado, ayudado, me han hecho darme cuenta de cosas que yo no veía o quizá simplemente han estado ahí en los momentos cruciales de mi vida.
Por eso, me emociona pensar en la capacidad que tenemos de recordar, en como las cosas se quedan grabadas en nuestra memoria.
Recuerdo mis primeros momentos de la carrera, ¡cuánto aprendí!, desde niña me ha gustado cuidar de los demás, pero ahora me iba a dedicar a ello, e iba a comenzar un camino apasionante para ser: Enfermera.
Recuerdo mis primeras prácticas, el primer día de llegar al hospital, el primer paciente… Los nervios a flor de piel, pero la alegría de poder estar ahí, apoyar, cuidar, aprender de gente que ama su trabajo, que lo hace con pasión, con excelencia.
Recuerdo esos momentos y me animan en el día a día, a veces no tan fácil, sin embargo, puedo recordar muchos días en los que me he ido a casa dando gracias porque trabajo en lo que me gusta.
En esta semana también he recordado lo importante de las buenas decisiones, de reflexionar y de agradecer…
He recordado la grandeza de aquellas cosas que damos por sentadas, o que de tanto escucharlas hemos dejado que pierda su grandeza o su hermosura. Recuerdo haber entendido el gran amor de Dios hacia mi vida, y haberme maravillado de su misericordia, de su perdón, su salvación, de que quiera estar con nosotros para siempre.
Recuerdo el consuelo en medio de la pérdida de un ser querido, porque al pesar del dolor desgarrador, la esperanza de que estaba con Dios y un día lo volveríamos a ver, lo cambiaba todo.
Recuerdo desear gritar a todo el mundo del amor de Dios y de cómo el quería formar parte de sus vidas…
Y es que, cuando tienes un mensaje transformador, deseas que los demás experimenten toda tu alegría, sentido, paz, alivio…
¿Podrías recordar la cantidad de cruces que has visto en toda tu vida? Yo no, desde luego, en iglesias, colgantes, libros, estampas… Sin embargo, espero que recuerdes que en una cruz se ganó la mayor batalla de la humanidad contra el pecado, contra la muerte; que fue en una cruz que se te demostró el mayor amor. ¿Olvidarás tal acto de amor?
Hoy, puedes recordar todos los momentos buenos, los malos; hoy puedes agradecer, decidir, avanzar, aportar a otros y crear: nuevos recuerdos.
Que bien expresas tu sentimientos, da