Llevamos días viendo con miedo, cómo la altura de la ola crece de maneras incontrolables, sintiendo que nos salpicará e inclusive nos llevará por delante. Vemos la ola acercarse, notamos como va cogiendo fuerzas y nos dan ganas de salir corriendo, ir a un lugar apacible, a lo más alto de la más lejana montaña. Vemos desesperados cómo personas con nombre y apellidos comienzan a llenar nuestras urgencias, nuestras plantas, nuestras UCIS con COVID19…
Aún no me puedo creer que esto este sucediendo, los días pasan, los casos aumentan, y sentimos que la pesadilla se repite. Los sentimientos afloran, las imágenes, e incluso los rostros de aquellos a los que tuvimos que acompañar en la despedida... Miedo, llanto, ansiedad, nervios de volver a enfrentarnos a una situación similar.
Por desgracia la ola también pilla a los que intentan frenarla, y en estos momentos, podemos poner nombre y apellidos a aquellos que se han contagiado mientras hacían frente a esta nueva ola, personas valientes, compañeros leales, de los que estamos orgullosos.
En algunas zonas marítimas existen los rompeolas, son estructuras costeras que tienen como finalidad proteger la costa o puerto de la acción de las olas.
Los rompeolas están compuestos por numerosas piezas, una sola contra la fuerza del mar sería llevada sin apenas resistencia, pero cuando resisten juntas pueden frenar la fuerza imparable del mar. De la misma manera podemos decir que solo unos pocos en el lugar indicado, aunque lo intenten y se dejen el pellejo, NO podemos parar esta ola.
Hoy, está en tus manos frenar la ola. Mantén todas las medidas de seguridad, haz buen uso de la mascarilla. Cuídate y cuida de los demás.
Todos somos necesarios.
¡Suma tu fuerza! Rompamos la Ola
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