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SENTIMIENTOS enfrentando el CORONAVIRUS



En mí día a día como enfermera, hay palabras que son relevantes para comprender lo que un paciente experimenta. Estas nos ayudan a ver cómo podemos cuidar mejor, de manera integral, y nos acercan a ellos de una forma especial.


DOLOR. SUFRIMIENTO. DESESPERACIÓN. ANGUSTIA. SEPARACIÓN. PÉRDIDA. Son algunas de ellas.


Creo que todos los profesionales sanitarios podrían estar de acuerdo conmigo en que todas ellas se han intensificado, tanto en nosotros, como en los pacientes y sus familiares en tiempos de coronavirus.

En los pacientes. Cuando los síntomas les roban la vitalidad, les confinan a una cama y les atan a una toma de oxígeno. Cuando sólo pueden ver a través de una pantalla a aquellos que aman y a los que tanto echan de menos. Las horas parecen no pasar, y comienzan a confundir los días. Incluso, a veces, se desorientan y no saben si están comiendo o cenando.

Al pasar tanto tiempo en soledad, solo pueden dar vueltas a la cabeza y dejarse llevar por la angustia creciente. Intentan entretener el tiempo viendo la televisión, pero nada parece aplacar los pensamientos. Han pasado de estar disfrutando de la familia y la salud a estar confinados en una habitación de hospital. Muchos de ellos, debido a su estado de debilidad necesitan ayuda para las actividades más básicas. Todo ello suma sentimientos negativos, como de inutilidad, vergüenza y ser una carga para otros (algunos de vez en cuando necesitan una regañina cariñosa por no pedir ayuda o decir “siempre estoy molestando”).

DOLOR. SUFRIMIENTO. DESESPERACIÓN. ANGUSTIA. SEPARACIÓN. PÉRDIDA.

En los familiares. Lejos de estar a pie de cama, como suelen hacer, deben ver por vídeo llamada el dolor de quién aman, que a veces duele más que si ellos lo padeciesen. Ante la incertidumbre, los minutos se convierten en horas y la espera parece eterna, pendientes de que el teléfono suene para recibir noticias, muertos de miedo pensando que pueden ser malas y desesperanzadoras como el día anterior e incluso rezando porque por lo menos sean de estabilidad.


DOLOR. SUFRIMIENTO. DESESPERACIÓN. ANGUSTIA. SEPARACIÓN. PÉRDIDA

En los trabajadores. Aquellos que cuidan y suplen las necesidades de los pacientes. Enfermeros, auxiliares, médicos, celadores, personal de limpieza… Cada uno, hemos llevado, compartido e intentado aliviar ese profundo dolor. Intentas conversar y hacer notar la compañía, preocupación y cercanía con los pacientes. Dedicas tiempo, a pesar del calor y de tener que levantar la voz para que puedan entenderte a aún con mascarilla, para escucharles, saber de sus familiares…

Pero no solo estamos para nuestros pacientes, sino también para sus familias. Intentas aplacar su preocupación a través de una vídeo llamada y así pueden verlos y escuchar su voz. Tiendes tu mano enguantada, para dar una palmada de consuelo ante la despedida de un ser querido.

Sin embargo, hemos de admitir que hemos vivido experiencias en las que hemos sido testigos de momentos inolvidables. Palabras que describen el privilegio de nuestras profesiones y que nos impulsa a seguir adelante.

ALIVIO. ESPERANZA. TRANQUILIDAD. COMPAÑÍA. CARIÑO.

En los pacientes. Al volver a casa. Ver a la familia y valorar el TIEMPO juntos. Respirar sin oxígeno. Comer comida casera. Oler su casa. Dormir en su cama. Valerse por sí mismos de nuevo.


En las familias. Que pueden volver a descansar tranquilos y cuidar de aquellos a los que aman. El miedo que les inundaba se alivia, dando paso a la esperanza y el valorar las cosas importantes.


En los trabajadores. Porque hemos sido testigos de milagros. Personas que parecía que no iban a salir adelante y al final han recibido nuestro emotivo y caluroso aplauso al ser dados de alta. Podemos entonces sentirnos satisfechos, porque en esta ocasión nuestra lucha ha sido efectiva y el virus ha perdido la batalla.

Una de esas historias, la de un hijo que ha sido capaz de estar confinado a la habitación de hospital, para estar al lado de su padre y cuidarle. Lo que parecía que iba a ser una despedida, fue una recuperación. La recuperación se hizo esperar, nada menos que 34 días, pero ambos regresaron juntos a casa. A pesar de las historias de separación y pérdida, también hemos visto matrimonios que se iban de la mano de vuelta a casa. Recuperados y valorando su amor. Ese amor de toda la vida y que dura a pesar de las circunstancias.



Y ante todos estos sentimientos viene a mi mente un referente histórico: Jesús. Durante su vida, Él pudo experimentar dolor, sufrimiento, angustia camino a la cruz, soledad por la separación de su Padre y la pérdida de su buen amigo Lázaro. Todo ello para que en Él podamos tener alivio, esperanza, paz, compañía…

Descubre a Jesús y, con Él, todas estas cosas.

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1 bình luận


marisacasquero
25 thg 5, 2020

Que bien escribes y cómo expresas los sentimientos

Thích
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