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UN REFUGIO EN LA TORMENTA

Cuando comienza la lluvia, es señal de que se acerca la tormenta. El sonido de los truenos, la luz de los relámpagos, el ruido de las gotas en los tejados y ventanas…


En medio de la tormenta, nos podemos parar a mirar la hermosura del cielo con los rayos, el olor a tierra mojada, y las primeras gotas de lluvia que nos refrescan en un día de calor. Podemos decir que hay cosas bonitas en medio de la tormenta si estás en un refugio, observando desde la calma. Pero si la tormenta enfurece y no estás a salvo, el frío, la humedad y el miedo pueden paralizarte.


Que difícil ver como la corriente arrastraba a los nuestros.


Durante esta pandemia, hemos sentido como de las pequeñas gotas de lluvia, comenzaba la tormenta, incontrolable y fuerte. Durante ella hemos tenido que permanecer al refugio para protegernos y proteger a los demás.


Mientras el temporal estaba en su apogeo, todos esperábamos que saliera el sol, y con él el arcoíris, que nos recordaba la esperanza, la hermosura del fin de la tormenta, una promesa desde el inicio de los tiempos.


En medio de los momentos más difíciles deseábamos ser el refugio de muchos, mantener la calma en medio del miedo, amar en la distancia, proteger de las consecuencias de esta tormenta, sostener fuerte la mano de aquellos que iban a ser arrastrados por la ella. Alentar a aquellos que estaban perdiendo su lucha contra la tempestad.


Cuando la tormenta se va aplacado recordamos aquellos que nos alentaron, animaron, se preocuparon, oraron y estuvieron. La familia que siempre pregunta ama y se preocupa por tu salud, que están aún cuando no los llamas. Los amigos que saben estar a la altura de las circunstancias. Los compañeros que conocen y sienten por dónde estás pasando.


Cuando pasa la tormenta, la calma vuelve y entonces recordamos todo aquello que nos ayudó a resistir. ¿Cuál es nuestro fundamento? ¿Qué nos ayudó a luchar en medio del temporal?


Sin duda, muchas de las personas que mencioné antes nos ayudaron a luchar en medio del horror de la tormenta. Ellos mismos están luchado contra sus propias tempestades, a veces no sabían como ayudarnos, o simplemente no podían. Por eso hay tormentas que solo puedes enfrentar con la compañía de Aquel que calma la tempestad: Jesús. Quién pase lo que pase, siempre está. Por eso puedo decir:


“Diré yo al Señor: REFUGIO mío, y mi fortaleza, mi Dios, en quién confío”*


En medio de las tormentas de tu vida, ¿Cuál es tu refugio?

*La Biblia en Salmo 91:2

 
 
 

3 Comments


rosalopez.p
Aug 26, 2020

Te felicito por el blog, hoy he tenido tiempo de revisar tus entradas. Es muy bueno, es de ánimo y enseña con mucha delicadeza.

Ciertamente si Dios es nuestro refugio, podremos seguir adelante a través de la tormenta.


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epalofer
Jul 07, 2020

Tan real como que hay muchos ciegos que no quieren ver...

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marisacasquero
Jul 06, 2020

Precioso

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