Descanso, desconexión, cambio de aires, disfrutar, divertirse, explorar…
El pueblo, playa, montaña, ríos, lagos, sol, valles, acantilados…
Que necesario es descansar de la rutina, desconectar de los problemas y cambiar de aires.
Poder disfrutar de la familia, tener buenas conversaciones, planear aventuras, explorar distintos lugares, divertirnos con un juego de mesa o en una barbacoa con amigos.
Sentir la arena en los pies, el sonido de las olas romper contra las rocas, sentir la brisa marina en un caluroso día de verano. Mirar al horizonte y ver la inmensidad del mar.
Subir una montaña y contemplar una preciosa vista, oír a los pájaros cantar y el viento mover las ramas de los árboles. Contemplar desde arriba la inmensidad del lugar. El olor a pino, a tierra, a libertad.
Bañarte en el agua helada de un río. Una cascada con agua cristalina, pero que con fuerza cae sobre el río, produciendo espuma y erosionando las rocas, que acaban por formar un maravilloso paisaje.
El pueblo, un lugar lleno de recuerdos, que te hace desconectar de los problemas del presente y recordar los buenos momentos del pasado. El lugar a dónde volver, los reencuentros, las amistades de la infancia, los abuelos. El conocer a todo el mundo, las cañas con los amigos… Las comidas familiares, los paseos en bici…
A veces no entendemos cuanto echamos de menos estás cosas, o a esas personas hasta que estamos cerca de ellos y entonces, queremos que se pare el tiempo, porque es una sensación de hogar, de reencuentro…
Es volver a recordar lo esencial, disfrutar de las pequeñas cosas, de los olores, sonidos, sabores, de no correr de aquí para allá, de comer a la hora que quieras. Es tener conversaciones trascendentes, jugar sin parar con los sobrinos/hijos, es compartir tiempo con quién nos importa y decir en persona lo mucho que los queremos.
¡Qué necesarias son las vacaciones! Necesitamos cargar las pilas para poder volver al día a día y recordar lo esencial. Todos los regalos que tenemos, las oportunidades de disfrutar, de amar, de compartir vida y descubrir belleza en toda la creación que nos rodea.
Personalmente, en estos días de vacaciones he pensado mucho en todo lo que tengo, y lo afortunada que me siento. Pero hemos estado en lugares hermosos e imponente; Hemos podido ver desde el paseo marítimo una gran tormenta eléctrica. Desde un mirador, la inmensidad del mar. En la playa peces nadando cerca de nosotros. Pensando en todo ello, la idea recurrente era: “Qué pequeños somos, y cuantas cosas grandes y maravillosas disfrutamos”
Y eso me llevaba a pensar en muchos personajes de la Biblia, que al mirar el mundo que les rodeaba y su hermosura daban gracias a Dios. Pero el verso que más me ha recordado estas vacaciones está en el libro de Santiago: “Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”*
Solo puedo: ¡estar agradecida!
*La Biblia Santiago 1:17
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