Mañana, día 22 de Diciembre se conoce como el día de la Lotería. El día para el que hemos comprado décimos y compartido con otros con la esperanza de que tengamos suerte.
Suerte de que esas bolas compongan tu número, e imaginas como cambiará tu vida.
Sin embargo, incluso si te toca este año la lotería tendrás que compartir tu alegría, de manera presencial con unos pocos, y aunque se pueden hacer las cosas de manera telemática, nada cómo un abrazo, nada como el calor humano y la compañía de aquellos a los que quieres.
La lotería, sin embargo, es una probabilidad remota, algo improbable, pero ¿y si justo me tocara a mí? ¿Canjearías tu dinero por tiempo?
Imagina que la lotería se pudiera canjear por tiempo, por vida, por esperanza en algo probable, en algo certero, en algo que sí o sí te va a tocar.
Imagina que pudieras canjear la lotería en momentos de calidad con los que amas.
En muchas ocasiones cuando estoy trabajando en el hospital y veo a un paciente sufrir, y ver apagarse a gente joven, y ves el dolor de su familia… Pienso en la película de In time, ¿Imaginas tener tiempo para regalar? ¿Poder sumar momentos a la vida de otros?
Lo cierto es que cómo enfermera tengo la oportunidad de regalar muchas cosas: cuidados, dignidad, amor, atención, respeto, momentos de escuchar, consuelo, bienestar, esperanza, actos de cariño, detalles que ilusionen…
Sin embargo, no puedes darles más tiempo de vida, aunque muchas veces colaboramos (y eso me encanta), pero cuando llega la hora… El tiempo se acaba en esta vida.
En esos momentos duros en lo que ves a un hijo quedarse huérfano, a un cónyuge que acaba de perder al amor de su vida, a una hermana que se queda sin confidente… En esos instantes, me imagino todos los abrazos que se darían si tuvieran más tiempo, en cómo enseñarían a montar en bici a sus hijos, o cómo jugarían con los nietos, cómo leerían libros a sus sobrinos, ayudarían a sus vecinos, cuantos “te quiero” dirían…
Por ello te animo a que disfrutes de la lotería que, SI te ha tocado, y quizá si quiera te has percatado: la salud que disfrutas, la familia que te rodea y te ayudan a seguir, los amigos que siempre están, que nos hacen reír y nos ayudan a soñar. A los compañeros que nos hacen el trabajo llevadero…
El dinero nos ayuda a vivir, eso es cierto; además nos aporta tranquilidad en ciertos aspectos de la vida, pero no nos da la felicidad, ni nos alivia el sufrimiento.
El dinero no puede comprar la salud, ni el amor, ni la esperanza, ni el sentido de la vida.
En estas navidades, quiero compartir contigo, la lotería más grande que alguien podría recibir.
Jesús vino al mundo para darnos libertad, propósito, sentido, vida, paz…
Del dinero ya no depende nuestra felicidad.
Jesús se humilló y se hizo pequeño, nació en Belén y ese es el motivo de la Navidad, que por nosotros no hubiéramos podido al cielo llegar, pero Jesús nos mostró el camino al padre celestial.
La pregunta es ¿recibirás hoy el billete premiado que te permitirá llegar al cielo?
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